El Riviera, uno de los primeros hoteles de lujo de La Habana

Redacción Exce…
07 June 2019 10:06am
Hotel Riviera de La Habana

Fue el mejor hotel de lujo de Cuba en las décadas de 1950 y 1960 y cuentan que tenía una manera muy peculiar de incentivar el juego en los huéspedes.

Ubicado en la privilegiada zona del malecón habanero, su construcción permite que sus habitaciones tengan vista al mar. Se llamó Riviera en recordación a la famosa Riviera Francesa.

No existe un hotel en la ciudad que conserve tan bien el estilo y la memoria de La Habana de 1950. Ubicado en la Calle Paseo y Malecón, en el barrio de El Vedado, el Hotel Riviera es de esas construcciones que nos remiten a una Habana moderna, bohemia, desenfadada y atrevida para la época.

La edificación fue levantada sobre un área inhóspita. A fines de 1950, el famoso mafioso estadounidense Mayer Lansky estableció su comandancia en La Habana, luego de una serie de alianzas en Las Vegas y creó la compañía Riviera de Cuba S.A. En ese contexto, se acordó la construcción de un hotel estilo horizontal con una torre de 18 plantas en colaboración con el entonces presidente de Cuba, Fulgencio Batista. 

Su construcción inició exactamente en 1956, por el proyecto de Obras de la Construcción Corporation S.A. integrada por Charlie Bacón, Arthur Fedelman y Bartolomé Bastard y la decoración estuvo a cargo de Albert Carvin and Company y del arquitecto Igor Polevitsky de Polevitsky and Johnson.

Declarado Monumento Nacional en 2012, su arquitectura fue muy llamativa, comenzando por su posición. Desde cualquiera de sus puntos, y gracias a la construcción en forma de Y, se puede ver el mar. Otro elemento que aún conserva es la cúpula del antiguo Casino, revestida con cerámicas verdes y azules, El proyecto incluyó además una curiosa escalera dorada helicoidal que funciona como un elemento escultórico que conduce hacia el piso inferior y queda suspendida en el aire en su parte superior.

Y es el otrora casino del Hotel el sitio con más historias recogidas. Dicen que la acústica fue diseñada para que el sonido de las fichas y las máquinas tragamonedas llegaran a otras áreas del hotel y así seducir a otros huéspedes que no estuvieran en las salas de juego. 

Es uno de los pocos hoteles de su tipo que han conservado su integridad y autenticidad en el uso, la decoración, los elementos del mobiliario y las obras de arte. Resaltan la escultura La sirena y el pez en la entrada al hotel y Ritmo cubano, ubicada en el vestíbulo, ambas realizadas por Florencio Gelabert y un mural en altorrelieve y técnica mixta, confeccionado en hierro y cobre, situado en la antesala del casino (hoy Salón Internacional), de Rolando López Dirube, que recrea signos de juegos Abakuá.

Ha tenido más de un huésped distinguido: la compañera de baile de Fred Astaire, artistas como Jean Stewart, los campeones mundiales de boxeo Joe Louis, Rocky Marciano, el boxeador cubano Kid Chocolate, el actor mexicano César Romero y el ganster del cine negro estadounidense George Raft, el escritor Roque Dalton, el presidente chileno Salvador Allende, el periodista argentino Jorge Ricardo Masseti, el salsero venezolano Oscar D'León, la actriz brasileña Regina Duarte, el cantautor español Joan Manuel Serrat y el músico francés Michel Legrand.

El hotel, con servicio categorizado de cuatro estrellas y más de 300 habitaciones, cuenta con una piscina al aire libre con su trampolín original, una plataforma de tres metros de altura, peluquería, tiendas, salón para fumadores y estacionamiento en el exterior y gimnasio.

Fue inaugurado el 10 de diciembre de 1957, con una revista musical presentada en el Cabaret Copa Room con Ginger Rogers, bajo la dirección de Jack Cole. Otra fecha memorable fue el 18 de diciembre de 1957, cuando el mítico hotel fue bendecido por el cardenal Manuel Arteaga.

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