“Récords que dan miedo”

Con mucha frecuencia seguimos los récords deportivos, o incluso récords alcanzados en otras disciplinas, y nos producen por lo general satisfacción. Sin embargo, hay otros tipos de récords que, verdaderamente, nos producen miedo, por las consecuencias que puedan venir detrás de estos.
Tal es el caso de la Contaminación Atmosférica en nuestro planeta, vinculada directamente con la noción de Cambio Climático y las nocivas consecuencias que puede traer aparejadas para la Humanidad, si antes no se toman medidas para evitarlas.
Hay buenos ejemplos que pueden seguirse para evitar malas consecuencias. Veamos el caso del llamado “Agujero de la Capa de Ozono”. Se han fijado cómo ya casi nadie recuerda o habla de ese tema. Es que el problema como tal ya no existe, o hablando con mayor exactitud, está en vías de su solución definitiva y prácticamente ha dejado de ser un problema.

Dicho “Agujero” no era más que la disminución del grosor de la capa de ozono a alturas de unos 30 kilómetros, un verdadero escudo protector de todo lo vivo en el planeta, debido a que es un obstáculo insuperable para la peligrosa radiación ultravioleta que puede dañar, e incluso matar, a los seres vivientes.
Pero se encontró la solución. Con el Protocolo de Montreal Relativo a las Sustancias que Agota la Capa de Ozono, se aplicaron límites a la producción y el consumo de los principales productos químicos que actuaban contra la capa de ozono que protege La Tierra.
Los clorofluoro-carbonos (CFC) son sustancias químicas que actuaban a favor de destruir la capa de ozono. Estos compuestos estaban en diferentes productos muy utilizados por todos. Fíjense que, para cumplir con el Protocolo, los fabricantes tuvieron que comenzar a usar otro tipo de propelentes en desodorantes, cremas de afeitar, perfumes, etc., en todos los productos de aerosol, pero también en todos los refrigeradores domésticos y comerciales. También se eliminaron los CFC en los sectores de solventes y espumas de poliuretano.
El Protocolo de Montreal entró en vigor el 1 de enero de 1989 y ha tenido solo algunas modificaciones desde entonces. Fue ratificado por 165 países (solo 20 países en todo el Mundo, por diferentes causas, no lo ratificaron: Arabia Saudita, Armenia, Benín, Birmania, Cabo verde, Chile, Ecuador, Gambia, Irak, Kazajistán, R. P. Democrática de Corea, República de Corea, Laos, Macedonia, Moldavia, Nicaragua, Nigeria, Siria, Yemen y Zambia). Pero su uso fue de impacto universal, con un alcance tal que, con el paso de los años, la capa de ozono fue recuperándose, y ya casi no se habla de ello.
Pero el caso del que voy a contarles someramente, pues tiene su relación con el récord que más abajo explicaré, es mucho más complicado, porque implica, no a una rama de la industria, sino a prácticamente todo el quehacer productivo y económico del planeta. Es el caso de los gases de efecto invernadero, cuyas altas concentraciones acumuladas en la atmósfera, debido a la actividad humana, siempre creciente desde la Revolución Industrial a finales del siglo XIX, representan hoy en día una amenaza para la vida en el planeta.
Es conocido que estos gases de efecto invernadero, entre ellos el más famoso de todos, el dióxido de carbono (CO2) —también el que en mayor cantidad se vierte a la atmósfera—, hacen que la radiación infrarroja emitida por la Tierra sea atrapada y retornada a la superficie, lo que hace elevar la Temperatura Global. Esto puede ocasionar un Cambio Climático que puede llegar a ser irreversible hacia finales del presente siglo. Por ello, algo verdaderamente catastrófico podría ocurrir si no se toman las medidas adecuadas por la comunidad internacional, sobre todo en aquellos países altamente desarrollados, que también son grandes emisores de estos gases.

Pues, después de este amplio preámbulo, sí les voy a contar de un récord que da miedo, pero con justeza, y es el caso, precisamente, del Dióxido de Carbono, CO2.
Por cierto, que no me parece que la noticia de este récord haya sido muy ampliamente difundida, aunque no deja de conllevar una gran preocupación. Se trata de que, en solo un año, el CO2 atmosférico aumentó 5.37 ppm (partes por millón). Y observen la importancia de este dato al compararlo con que, anteriormente, el aumento anual se comportaba dentro del rango de 2 a 3 ppm/año. Ahora casi llega al doble.
Pero hay más: los niveles de CO2 diarios registrados en el Observatorio de Mauna Loa en las islas Hawaii, registró el pasado 14 de febrero de 2022 la cifra récord diaria de 421.59 ppm (según la NOAA de los EE.UU.), lo que representa el valor diario más alto registrado en toda la historia humana y, según los especialistas, también desde millones de años antes.
El sitio web https://www.co2.earth/co2-records dedicado a esta disciplina. muestra que altos picos de concentración diaria ocurren cada año, con la característica de que cada valor máximo es consistentemente más alto que los de los años precedentes.

Cada año se producen concentraciones diarias más altas de CO2.
Esto quiere decir, sencillamente, que la Humanidad ha de disminuir la emisión de estos nocivos gases si ha de sobrevivir, moverse hacia energías renovables, y además, porque hay efectos que ya se nos vienen encima, hay que mitigar y adaptarse a los efectos nocivos que ya se van sintiendo, como es el incremento en el nivel medio del mar, los eventos extremos como ciclones tropicales, tormentas severas, tornados, olas de calor, etc., que puedan ocasionar desastres.
